Últimos minutos
Minuto 89:27. Barcelona está a escasos minutos de clasificar a la fase de grupos de la Copa Libertadores, pero Corinthians están a un solo gol para forzar la definición en penales. La televisión está detrás mío y yo prefiero ponerme a escribir esto, mientras espero que transcurran los minutos. Faltan cinco.
Necesito escribir esto como catarsis para no sufrir tanto. Se supone que iba a manejar mejor mis emociones con el fútbol y no dejar que me domine tanto la pasión, pero es imposible. Solo necesito que ya se acabe este partido para poder respirar tranquilo.
Y acaba de irse el internet porque la transmisión se interrumpió. No sé si intentar reactivarla o seguir escribiendo.
Necesito saber el desenlace.
Faltan 3 minutos y la conexión está intermitente. Otra vez se cortó. No funciona. Se interrumpe en el mismo minuto 92:23.
Ya no necesito reactivarlo. Me acaba de llegar un mensaje de mi gran amigo Alex Molina (Lalito), el más futbolero de los futboleros con los siguientes palabras: "felicidades Bebela".
- Vamooo
- Ya se acabó?
Pregunto en el chat de mis amigos que aman a la Liga y al Real Madrid.
- Ya bro, responde Lalito
- Felicidades Quinon, añade Ricardo, otro de mis panas integrantes del chat.
- Qué dirá Depay, complementa Daniel, el tercero de mis amigos más futboleros que completa este grupo de WhatsApp.
No entiendo por qué no se reactivó la transmisión, pero este instante de conversación me regresó a la vida. Estaba al borde de la desesperación. Habría sido inaudito si Barcelona perdía la ventaja de 3-0 que logró en Guayaquil. Y estuvo apenas a un gol de perderla. Qué gran trabajo de cada uno de los integrantes del equipo, porque a leguas se notaba el ambiente intenso que estaba provocando la multitud de cincuenta mil hinchas de Corinthians en ese estadio.
Qué alegría haberles ganado en los ciento ochenta minutos. Hablo en plural, apropiándome de la victoria, como generalmente hace un hincha cuando gana su equipo. Es que los jugadores ganan en la cancha, pero los fanáticos ganamos momentos de alegría inédita e indescriptible, cada vez que se consiguen proezas como estas, de dejar fuera de Libertadores a un equipo de cientos de millones de dólares.
Miro un poco Twitter y ya hay los primeros anuncios y las primeras reacciones sobre la clasificación del Barce. Admito que era escéptico, casi pesimista, de que mi equipo logre lo que logró ahora, pero eso es lo bueno del fútbol, que sorprende con resultados inesperados que alegran o frustran, porque se gana y se pierde, porque la vida te da y te quita, porque nada es definitivo en la vida.
Pensé que ya no iba a volver a sentir lo que siento ahora, pero esa pasión no se irá nunca, porque me formé queriendo a Barcelona; es parte de mi esencia sentir el fútbol desde las emociones que me provoca mi equipo y es una de las razones por las que encuentro sentido a la vida.
No es necesario explicarlo, solo disfrutarlo.
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