Una peli que yo habría hecho
Acabo de ver "Las ventajas de ser invisible" y solo tengo ganas de escribir. Creo que son varias razones las que me inspiran. Primero, el hábito que tiene el protagonista: escribir. Es que me pasa que cuando veo películas en las que esa acción es recurrente en alguno de sus personajes, me digo: y tú por qué no estás escribiendo así.
Entonces, me estoy haciendo caso. Escribo como Charlie, el adolescente que comienza la secundaria con mucho miedo y dificultad para hacer amigos y amigas. Tiene que soportar a los imbéciles que bulean, pero poco a poco se integra a una vida que implica una serie de descubrimientos necesarios para sentir la vida en su máximo esplendor. Lo mejor que le pudo pasar fue conocer a Patrick y Sam, hermanastros a quienes les conoce en la tribuna del estadio de fútbol americano del colegio, escena bastante común de las películas en las que el high school es el contexto esencial.
Sam es encantadora. Así lo corroboró Charlie con la forma en la que le miró apenas apareció en ese graderío. Sam es Emma Watson, así que no creo que solo Charlie le vio como le vio en ese momento a su nueva amiga y “crush”.
Patrick es un crack. Influye mucho que quien le interpreta es Ezra Miller, que en “Tenemos que hablar de Kevin” tiene una actuación soberbia. A Patrick le dicen "Nada" por una broma que le hizo a un profesor. Él está harto que le digan así, pero no es un gran problema para él, porque su forma de ser, entusiasta y muy sensible, en ese aspecto muy parecido a su hermanastra, solo le encamina a vivir experiencias intensas que responden a lo que él quiere y busca: vivir el momento al máximo, y mejor aún si es cerca de Brad, su novio secreto hasta que el papá de él les descubre en pleno romance en el sótano de su casa y le castiga con una paliza.
Como dije, lo mejor que le pasa a Charlie es conocer a Patrick y Sam, porque con ellos conoce a otros amigos y amigas que ya tenían formado un grupo de gente auténtica y muy fraterna. Todos están terminando la secundaria, pero eso no impide que lo reciban a Charlie con una bondad que hasta me sacó lágrimas.
Charlie escribe un diario, en el que se dirige a alguien, quizá a su mejor amigo que se suicidó poco tiempo antes de comenzar la secundaria, pero es solo una suposición mía porque Charlie nunca lo dice, o tal vez al inicio de la película sí lo dice; puede ser que me haya distraído. El punto es que cuando Charlie le cuenta a Sam sobre lo que pasó con su amigo, comienza a establecerse una verdadera complicidad sentimental entre ambos, que parte desde la compasión que Sam tiene por Charlie.
A estos detalles fundamentales de la historia, otra de las motivaciones por las que decidí escribir esto, se suma otro que es complementario, aunque no menos importante para la película. De hecho, es crucial porque explica por qué Charlie soportaba una inestabilidad emocional que se vuelve crítica, sobre todo, cuando se acaba la hermosa época de descubrir la vida junto a sus amigos preuniversitarios.
Y aquí debo mencionar una motivación más que me trae a redactar estas líneas: la forma narrativa de la película. El montaje es casi lineal, porque la historia avanza en un orden cronológico convencional, pero es casi lineal porque existen escenas repentinas que conectan a Charlie con su pasado. Es una forma sutil del director para hacer saltos hacia instantes de la infancia del protagonista, donde aparece otro personaje, la tía de Charlie, de quien él tiene un recuerdo entrañable, como una persona que consideraba como su favorita hasta que conoció a Sam.
La tía de Charlie falleció en un accidente de tránsito en una nochebuena, la misma fecha del cumpleaños de Charlie. Murió minutos después de decir a su sobrino que guarden un "secretito". Charlie era un niño pequeño todavía, quizá de unos seis años, cuando perdió a su tía, y ese recuerdo es recurrente en el Charlie adolescente que, principalmente, evoca la noche en la que un policía llegó hasta su casa a informar la muerte de su tía.
Pero ese episodio repetido oculta una verdad dolorosa que está en la memoria de Charlie. Pero está bloqueada, porque es una verdad que la tía quiso que Charlie mantenga como un "secretito", hasta que llegó el momento en que el protagonista está besándose con Sam, al final de una noche de despedida de ella que se va Nueva York para comenzar la universidad. Cuando Sam le acaricia una parte del muslo se provoca un flashback inmediato en la cabeza de Charlie, que en ese momento de excitación con Sam no le afecta, pero sí desempolva el recuerdo del abuso que sufrió por parte de su amada tía.
La crisis que se desencadena por ese fatídico recuerdo que invade la mente y el ser completo de Charlie, sumado a la tristeza de ver partir a Patrick y Sam, le empuja al riesgo de que opte por tomar la misma decisión de su mejor amigo. Pero a pesar de estar ofuscado en la mañana siguiente a esa noche reveladora junto a Sam, Charlie se comunica por teléfono con su hermana para decirle que todo ha sido culpa suya; todo lo que ha pasado en su familia y a su alrededor. Esa llamada hace posible que la policía llegue a tiempo a la casa de Charlie para impedir un trágico final.
Ya que mencioné final, podría revelar también como termina esta gran película, pero creo que ya fui demasiado spoiler. Aunque no importa mucho, porque me encanta recomendar películas que nadie las ve.
Me acompaña en mi escritura la Celeste, que se acomoda y reacomoda en la cama, y también el soundtrack no oficial de "The perks of being a wallflower". Ese nombre en inglés de esta película me encanta, especialmente si lo traduzco literalmente como "Las ventajas de ser una flor de pared", de esas que suelen pasar desapercibidas para el mundo, aunque si les prestas atención puedes descubrir seres maravillosos, como este grupo de amigos y amigas que viven una historia que te estremece, te saca lágrimas en algunos momentos y que te deja frases memorables como las dos que destaco a continuación:
"Aceptamos el amor que creemos merecer".
"Si la gente supiera que estás loco, ¿te dejaría de hablar?"
Son frases que ameritan reflexiones profundas, pero también espero que provoquen la curiosidad suficiente de querer ver esta película que ya está entre mis favoritas. Es que es una obra imprescindible para cualquier espectador que mira cine sin prejuicios y con mucha sensibilidad; porque es humana, desde la imperfección honesta de sus protagonistas. Una película cuyo guionista y director me habría gustado ser yo, pero el genio es Stephen Chbosky, quien trasladó su propia novela a un cautivante lenguaje audiovisual.
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