#CINE: El retrato del pervertido Elvis

 Nunca he visto una película con una incomodidad moral tan persistente como me pasó con Priscilla. Una incomodidad mezclada con un asombro inédito, por lo inaudito de la historia y, ahora que lo pienso un poco más, por la ironía tan poética que construye Sofia Coppola con este nuevo film.

Al terminar de ver caí en la trampa de sentir que fui espectador de una película plana, cursi en fotografía, sin un soundtrack memorable; en definitiva, una historia romántica inconfundible de Hollywood, a la que no iba a darle más que tres estrellas. Y, efectivamente, así es Priscilla. Tan lineal, tan predecible, tan lógica, tan sobresaliente en la prolija construcción fílmica de una ironía artificial, para dar forma dulce a una historia perversa. Esto sí merece una calificación de cinco estrellas.

Captura de pantalla de una publicación Vanity Fair. Haz click para que escuches el soundtrack mientras lees.

Pongo un álbum con el soundtrack de Priscilla. Acompaña mi redacción de un análisis de película que hago a los tiempos. Quisiera acostumbrarme más a escribir este género, pero creo que lo disfruto verdaderamente cuando lo hago espontáneamente, sin convertirlo en obligación, porque la película me motiva a dedicarle una crítica, como casi siempre ha ocurrido con mis análisis previos de este estilo.

Y hablando de estilo, creo que Priscilla tiene un estilo sobrio, preciso para retratar un vida idealizada que, sencillamente, choca con la realidad. La realidad de un Elvis Presley caprichoso, machista, prepotente, arrogante y patético. El lado B de una leyenda de la música que también fue humano, imperfecto y pervertido, que se revela así a través de la angustia creciente que siembra en la protagonista principal, quien solo creyó con ingenuidad que la vida podía ser hermosa al lado de un ícono de la música.

- Aquí comienza el spoiler - 

Ni siquiera con Lolita, una adaptación del libro de Nabokov que vi alguna vez (no la versión de Kubrick), me quedé tan anonadado. Anonadado es una fea palabra, pero necesaria para este caso. Supongo que es porque en Priscilla, la perversión es descarada y con complicidad de los propios padres de la protagonista. Una celebridad que se obsesiona con una niña y hace todo lo necesario para tenerle cerca de él. Cilla, obviamente, se enamora fácil de la estrella del momento y va a estar dispuesta a cualquier condición para vivir su cuento de hadas.

La condición más grave de la que ella no está consciente hasta cerca del final de la película, es que su vida fue dirigida y controlada por Elvis. La sintonía sentimental que llegan a tener es el origen de la manipulación del cantante hacia su amada menor de edad. Claro que Elvis controla su libido y deja que el tiempo transcurra hasta cierto momento que, de acuerdo con lo que él diga,  será el oportuno para que Priscilla pierda su virgnidad. 

Pero eso resulta un detalle casi anecdótico porque, pese a la falsa nobleza y supuesto respeto de Elvis hacia la niña, la vida de Priscilla se encamina bajo la tutela de Elvis, su familia y sus amigos. La influencia violenta y abusiva del cantante prevalece, quien se apoya en el poder que le da su fama para hacer y deshacer a su antojo.

Priscilla ha sido una gran decisión de Sofia Coppola. La elección de la historia, la fuente principal de la película que es, nada más y nada menos, que el libro de la verdadera Priscilla Presley (una obra que se suma a mi lista de libros pendientes), la representación de un personaje que la fama no le hizo inmaculado, y la forma para simbolizar esa falsa historia de amor, especialmente desde su materialidad, tan plástica y ostentosa, son los rasgos que le dan a Priscilla un valor destacado, sin que deje de ser perturbadora.





Comentarios

Entradas populares