#CINE | Barbie: hermosa ironía de plástico

Qué buena noticia resulta enterarse que Barbie ha tenido tanto éxito. Claro, al ser uno de los juguetes más vendidos desde hace décadas alrededor del mundo, era obvio que una película inspirada en ella iba a generar buenos resultados. Según Vanity Fair, en apenas 10 días desde su estreno ya ha recaudado 750 millones de dólares. 


Foto: Warner Bros Pictures

Y es una buena noticia que le esté yendo bien a esta película porque el Toy Story que muchos y muchas esperan ver, se les diluye con un soberbio manifiesto feminista que Greta Gerwig consigue con esta obra. Así que todo el marketing y el impacto masivo que este ha generado, hacen posible que millones de personas sean receptoras de una parodia propicia para la cultura occidental. 

*Alerta de spoiler*

El mundo tiene que cambiar varias posturas, sobre todo en cuanto al rol que tienen las mujeres y los hombres en la sociedad. Sin tener que ser extremista, aunque sí categórica, Barbie construye una historia basada en la propia materialidad del juguete, tan artificial, para hacer una representación de un mundo en el que la mujer es apta para cualquier faceta que tiene que asumir en la vida (empoderada, dice el cliché), pero, al final de cuentas, es un mundo utópico y al mismo tiempo falso. Y es desde la experiencia y perspectiva de la Barbie estereotipada, a la que todas y todos admiran por su perfección. Con Todos me refiero a los Ken que abundan con una cursi sumisión a las mujeres, un aspecto ridiculizado para acentuar la sátira que sostiene todo el film.

Entonces, Barbie comienza a sentirse humana, vulnerable a las imperfecciones físicas, a la inestabilidad emocional. Para solucionar el problema, está obligada a pasar a la dimensión cruda, donde no caben ficciones, donde todavía el mundo es machista, donde, también, una empresa gigantesca como Mattel puede darse el lujo de producir una autocrítica de su producto estrella, a través de una elegante ironía que sorprendió a muchos, quizá decepcionó a otros, y cumplió  expectativas en nosotros. 

Sí, Barbie llenó mis expectativas sobre el argumento que esperaba, que se materializa en una película impecable en su estilo visual y narrativo. Pero también hay gente que se aburrió mirándola o que esperaban algo diferente. Algo respetable y comprensible, pero creo que el marketing hizo una gran jugada. Prevaleció toda la conmoción - en el buen sentido- social generada por esta película, antes que el interés por el contenido que presenta. De todas maneras, el marketing no te obliga a disfrutar su producto, solo a consumirlo. 

Un día después de ver Barbie, encontré Social Animals en GuideDoc y mientras veía no podía creer lo dominados y dominadas que estamos por Instagram, y por las redes sociales en general, que ya nos estamos acostumbrando a vivir en una realidad paralela, artificial, es decir, falsa, proyectada en miles de millones de pantallas de celulares alrededor del mundo, que ya son parte del cuerpo humano. Pero cuando nos desconectamos de esa dimensión farsante, la realidad nos dice otra cosa, para bien o para mal. 

No sé por qué pensé en Barbie cuando terminé de ver ese documental.







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