#Crónica | Sábado temprano
Llego a la Mariana de Jesús, suspiro y continúo ahí mismo. Hace frío, hay una brisa medio congelada que, sin embargo, ahora la siento plancentera. Otra vez estoy con miedo, como en aquella noche en el tepuy, y creo que este es más real. Tengo miedo que me asalten, aunque generalmente la siento tranquila a la calle, en mis habituales caminatas, y hoy estoy en bici.
No importa, solo debo estar atento y escribir rápido.
Hay gente esperando el bus en la parada. Hay carros que circulan y pienso que en muchos de esos seguro van amanecidos o amanecidas del san viernes. Quizá hay otro feminicida que está huyendo luego de una noche de tragedia. Otros trotan o cliclean. El barrendero barre una vereda, o podría ser un jardinero que recoge hojas secas con un rastrillo, no le alcanzo a ver bien. Regreso a ver a mi alrededor por precaución.
Sigo. Son las 7h06.
Mejor continúo. También quiero hacer fotos.
7h16
Afuera del Hotel Colón. Amazonas y Patria. Acá me siento un poco más cómodo para escribir porque estoy afuera de un lugar que debería ser seguro desde su entrada. Igual, estoy en una zona donde es casi imposible sacar el celular porque el peligro acecha más que en otros sitios, aunque un par de cuadras atrás sí me animé a hacer la foto de un bus con apenas dos pasajeros. Pero aún no encuentro un buen cuadro fotogénico mañanero, de esta mañana fría de sábado.
Estoy cerca de la fiscalía donde quizá continúan las investigaciones por el caso de María Belén. Me acordé de mis épocas en el diario Extra, cuando visitaba frecuentemente esa fiscalía y donde sí cubrí algunos temas interesantes. Si siguiera trabajando ahí, seguramente ahora estuviera en la fiscalía, o más tarde, o tal vez ya habría estado toda esta semana, en esperas y averiguaciones eternas por investigar el caso para el diario.
Cuánto me convertí de esa época al presente. Conservo este empeño de escribir, pero ahora me encanta la fotografía. Creo que no es más que una consecuencia de mi obsesión por observar.
Mejor voy regresando al norte.
7h35
Bastó con invocar a mi trauma por observar y fotografiar para perder el miedo y sacar mi celular, precisamente, en la zona, La Mariscal, donde el peligro acecha en todo lado. Igual sigo cerca de ese sector, frente al hotel Marriot.
Qué buen concierto fue. Valió la pena la espera y ahora escucho una playlist con las canciones que no me las sabía en el concierto, pero que me las gocé de todas maneras. Creo que eso fue lo mejor de esta semana, aunque el día recién comienza y mañana es domingo.
7h57.
La batería ya está en 1%.
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