México

Andaba escarbando entre mi archivo de fotos para hacer una selección de algunas que les puse a la venta, y llegué a las de México, que sabía que estaban ahí, pero que, tal vez, recién me detengo a verlas con detalle. Obviamente, a cada una le di su retoque de edición y la observé completamente para hacerlo, pero otra cosa es mirarlas y percibir el momento, la escena, la atmósfera captada, e incentivar un poco a la memoria. 

Escogí solo 6, de las que constaban en la carpeta de una de las aplicaciones que me sirven para editar las fotos. Aunque me gustan las seleccionadas para este artículo, igual me queda la sensación de que hice algunas mejores o también buenas como estas. Pero no hay drama, estuvo solo 1 semanas en Ciudad de México y no iba a poder captar ni la cuarta parte de la esencia de esta ciudad a la que espero volver.

Al menos ahora puedo volver un ratito, con las evocaciones de aquel viaje que hicimos con la Bachis en junio del 2019, simplemente tratando de recordar los momentos de las siguientes imágenes, evocando algún detalle, sensación o aspecto especial que reviva, de cierta manera, el instante de eternizarlas.


Colonia Roma. Esa fachada representa parte del estilo arquitectónico tradicional que tiene este sector de la Ciudad de México. Quizá los colores, el sol, las sombras, la mujer con el perro o todos esos detalles juntos fueron los que me cautivaron para detenerme a fotografiar, pero no recuerdo qué hacía o a dónde me dirigía. Tal vez, ni siquiera sea una fachada de la colonia Roma, pero al menos es lo que primero se me viene a la mente cuando veo la imagen.


Esta es la fachada de un hotel en una zona del centro de Ciudad de México. Me llamó la atención esa uniformidad de las ventanas, una estructura seguramente diseñada por una mente obsesiva en los trazos y medidas perfectas. Estar al frente me situó en la posición precisa para captarlo así, imponente, desplegado simétricamente entre los límites del lente de mi celular. Caminábamos por la zona, un poco perdidos a propósito, para ir descubriendo más espacios y recovecos llamativos de esta ciudad.


También en el centro de la capital mexicana. Era una placita cerca del Palacio de Bellas Artes. Esa postura parecida de los tres señores arrimados a la base de esa estatua, les convertía inmediatamente en estatuas, también. Estatuas que rinden honor al principal hábito humano de hoy en día; próceres del ensimismamiento en el que nos tien entretenida la tecnología.



Cerca de terminar de recorrer la calle Madero que, según un resultado de mi búsqueda en Google, es la calle más transitada de todo México. Tuve que googlear porque debía corrobar que sí la calle era Madero ; mi memoria se acordó, pero la mente me hizo dudar y por eso tenía que confirmarlo. Este no fue el único instante que capté allí, pero podría ser mi favorito, por los sujetos, por el encuadre, por la frase, porque ese mensaje tan importante está impregnado en una pared de la calle más transitada de todo México.


Llovía una suave llovizna. Redundo porque la belleza de mirar esas medianeras con pinturas tan hermosas, también es redundante al ver la foto de este pedazo de cotidianidad de la ciudad de México. Porque me gusta y me vuelve a gustar cada vez que la veo y cada vez que me acuerdo de ese descubrimiento en esa tarde gris, cuando parecía que no iba a encontrar nada extraordinario en otro recorrido sin rumbo concreto, más que el perderse entre lugares interesantes de esta ciudad. Sin contexto, esta foto es universal, podría pertenecer a cualquier parte del mundo, pero en mi memoria pertenece a un solo lugar donde, insisto, quiero volver siempre. 




Metro, querido metro; quizá lo que más me gusta de toda ciudad que visito, cuando lo tienen, obviamente. Fue la primera foto que hice en el subsuelo de la ciudad de México. La espera de los tres hombres desplegada en fila, el nombre de la estación y el tren en movimiento creo que son los elementos que destacan de esta imagen, a la que analizo mirándola revelada, porque cuando la capté, quizá no me concentré en registrar con prolijidad aquellos detalles- Solo encuadré ese momento cuando llegaba el tren, como lo he hecho enésimas veces en otras ciudades y en otros metros, casi como una acción automática cuando estoy en esa espera del siguiente viaje, "y después ver si sirve". Me parece que sí sirvió.











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