Fabián del nevado Cayambe

Ir a la montaña también es encontrarse historias, como la de “Fabián del nevado Cayambe”, de acuerdo a la manera en la que él mismo se identificó cuando le pregunté su nombre. A bordo de su camioneta que la compró hace 3 años, este buen conversador va contando que actualmente trabaja en Quito como albañil, mientras los fines de semana ofrece transporte, ida y vuelta, hacia el primer refugio del Cayambe. 



Además, en el sector de Yagual, localizado a las faldas de aquel nevado donde también está su casa, abre un restaurante junto a su esposa para vender choclo, habas con queso, cafecito, dulces y un amplio menú para los turistas que pasan por ahí los sábados y domingos.

De copiloto viaja Braian, su penúltimo hijo de un total de cinco, quien a sus doce años ya tiene la meta de ser guía de montaña, aunque su papá dice que no le alcanzan los recursos para comprarle el costoso equipo que necesita su Mashi, como él le llama.



 


El servicio de transporte que brinda este hombre de 37 años incluye un tiempo extenso de espera a sus pasajeros, para que disfruten de la zona nevada del Cayambe. Mientras tanto, Braian aprovecha también para divertirse, haciendo muñecos de nieve, por ejemplo.




Pese a la bulla constante en la camioneta, por la tembladera normal que produce el empedrado de la vía, la voz de Fabián prevalece, porque le gusta compartir anécdotas o reflexiones que le revelan como un hombre humilde, que ha sabido conseguir sus objetivos de vida con trabajo honesto y perseverante. El “Mashi”, al contrario, es un chico de pocas palabras, pero siempre atento para responder cualquier duda de su papá.



Poco antes de terminar el periplo, Fabián recibe una llamada para confirmar que en la tarde sí participará en un show con su banda de “música chicha”, según su propia definición, en la que él es vocalista.





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