“Rómpete una pata”: cuando el cine le debe mucho al teatro
Víctor Arregui experimenta con
audacia en su nueva película. Experimenta porque “Rómpete una pata” pone a
disposición del espectador una historia distinta a la que probablemente ha acostumbrado
a ver en una producción nacional. Y la audacia está en la expectativa del
director de que el público comprenda que el estrecho vínculo entre teatro y
cine puede representarse eficazmente en la gran pantalla con un producto bien
realizado.
“Rómpete una pata” se inmiscuye
en la intimidad de un grupo de actores de teatro que preparan la puesta en
escena de un trabajo basado en “La ratonera” de Agatha Christie. La disciplina
actoral de los 5 protagonistas de la obra (y de la película) y la interacción
entre ellos fuera de sus papeles sobre las tablas, construyen una historia delineada
por su compromiso artístico y por los choques de personalidad que produce la
convivencia dentro de los sombríos camerinos y escenario del teatro donde
practican, circunstancia que lleva a un desenlace que solo estaba previsto en
el libreto ficticio de la obra ensayada en el film.
Con la cámara en mano empleada
con frecuencia, Arregui construye a los personajes principalmente con primeros
planos de sus rostros y planos en conjunto bien definidos, los cuales encuadran
varios diálogos tensos, incómodos y de intensas dosis emocionales, que acercan al público a ese
ambiente pesado; son esas conversaciones las que marcan el ritmo de la película
y el desarrollo de la historia. Por su parte, la iluminación es uno de los
recursos narrativos más importantes de “Rómpete una pata” porque su origen está
en el propio teatro donde ensayan, aspecto que sustenta técnicamente la
correlación entre las dos artes y ratifica la experimentación de Arregui.
El crecimiento del cine ecuatoriano
generalmente se mide por la difusión, exhibición y consumo de producciones
nacionales cada vez más frecuentes a nivel comercial. Pero crecimiento también
debe ser sinónimo del progreso que fomentan cineastas como Víctor Arregui, con propuestas que amplían
los límites de las percepciones que tiene el público ecuatoriano.
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