Mi ciudad cosmopolita
Mientras me subía al
vuelo en un Águila Dorada, lo primero que vi fue un sello de la Liga en el
retrovisor de un chófer gordo, muy devoto, porque viajaba acompañado de la
Virgen de El Quinche. Encontré asiento al lado de un modelo chimbo D&G, cubano ‘de leyf’. Sonaba Lady
Gaga en versión merengue, producida por América
Stereo. Mientras leía por la ventana un anuncio de “necesito señorita” en
un almacén de chinos, una mujer de aspecto hindú pero con acento colombiano, ofrecía
inciensos, como esos que Carlitos Michelena vende en su monólogo. “Tanto mundo
sólo en Quito”, pensé.
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