30 de Septiembre del 2010: una fecha vergonzosa

Antes de empezar, no quiero ser afanoso con el título, bien pude haber abreviado el inicio con el famoso término: "30S", pero esa abreviación que se ha dado a la fecha me resulta un poco molestoso; talvez porque su denominación se hizo común en la opinión pública (y eso aburre).

Remitiéndome a lo ocurrido ese día, puedo repetir las veces que quiera y cada vez estaré más convencido de esto: si Rafael Correa actuaba como un verdadero líder, nada lo que ahora se especula, se lamenta, se critica, se festeja, hubiera ocurrido.
En el caso de que el jefe de estado aplicaba un liderazgo ejemplar, traducido en un comportamiento sensato para manejar la crisis "con pinzas", a través del diálogo en lugar de la confrontación,a través de la inteligencia en lugar de una reciprocidad impulsiva e irresponsable a la rebeldía de los policías, el problema se solucionaba y se aclaraba en pocas horas, talvez días, pero sin los hechos violentos que sucedieron principalmente en las inmediaciones del Regimiento Quito y en otros sitios de la capital y del país.

Sí, Correa tuvo la culpa del caos que se desató el último día de septiembre del 2010, pero no fue el único. La irresponsabilidad y cobardía de los policías rebeldes que se escudaron con sus equipos, municiones y uniformes para abusar de los manifestantes, es tristemente vergonzoso. Las múltiples imágenes de los sublevados "en acción" durante sus protestas, revelan que la rígida disciplina que reciben en su institución, está alejada de normas básicas de educación, principios y amor por la patria para la que trabajan.
No pongo las manos en el fuego por ciertos oportunistas que acaban con cualquier iniciativa de la oposición. Claro, estoy seguro que los Gutiérrez no van a vivir en paz hasta que recuperen algo del poder que perdieron por las ineptitudes e irregularidades registradas en el gobierno de Lucio. No tengo la más mínima evidencia de que por ese sector haya nacido una conspiración contra Correa, pero no descarto que las circunstancias les hayan tentado para pescar a río revuelto.

Por otro lado, aún me indigno al acordarme cómo los medios públicos transmitieron en vivo y en directo, en cadena nacional de más de 5 horas, esa película del mártir secuestrado en el Hospital de la Policía. Fue un abuso de poder descarado y provocador, lo que lamentablemente terminó en el condenable hecho de la entrada violenta al edificio y a los estudios de EcuadorTV.
Hace pocos días, la hermana de Froilán Jiménez (el policía que falleció en los exteriores del Hospital, víctima de un disparo que las cámaras de la televisión independiente filmaron al momento que Correa salía del recinto, cuando la cadena de medios públicos ya había concluido), dijo que el 30 de septiembre debería ser declarado luto nacional por los inocentes que que perdieron la vida en esa crítica jornada. Pero para el gobierno es motivo de festejo en honor de la democracia (y del "héroe"), para lo que se emplean miles de dólares (ojalá que no sean de los bolsillos de los ecuatorianos) para distintos eventos y propaganda con el slogan de "Prohibido Olvidar". Por supuesto, hay que tener muy presente que ese día se perdió mucho y no se ganó nada que merezca un festejo.

Qué vergüenza utilizar ese día como el emblema y el símbolo de la victoria de la democracia; qué descaro poner la frente en alto ante el recuerdo de una fecha fatídica que solo debería producir reflexión y predisposición a una sincera búsqueda del consenso por el bien del país; y qué pérdida de tiempo insistir en el análisis de lo que dejó el 30 de septiembre del 2010, mientras las conclusiones de los hechos no superen el nivel de las especulaciones y el Ecuador siga dividiéndose.


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