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Y así el tiempo de mi verano transcurre. Entre apuros y descansos; entre risas y nostalgias. Cosas nuevas, cosas rutinarias; todo lo que la vida te ofrece en la cotidianidad. Los días son distintos acá, es otra cultura. Uno se nutre de la experiencia palpable de la variedad que te ofrece el mundo. Saber que los del sur intentamos parecernos a los del norte pero, aunque no lo logremos, me quedo simplemente en ese intento, en ese desorden, en esa imperfección. La plenitud que alcanzaron los de acá arriba a veces te aburre. No hay mucho espacio para lo nuevo, para lo imprevisto, para lo que después te sorprende agradeblemente, lo que acumula tus buenos recuerdos que los tienes más presentes cuando estás lejos.
Disfruta, paséate, diviértete, vive... pero no te olvides que el corazón no se moverá de su sitio...
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Un abrazo a la distancia
Lenin